
¡ Ahora si ! Por fin hemos encontrado un sitio con ordenadores como dios manda y usb´s para leer nuestras fotos y que van rápido y todo, todo... ¡ No puedo contenerme de la emoción !
Voy a intentar resumir un poco estos últimos días.
Bueno, nos quedamos en nuestra llegada a Uyuni y nuestras caras de sorpresa al ver cierto tipo de alojamientos en Bolivia... Hay que cambiar la mentalidad, porque no tiene nada que ver con Argentina.
En el mismo alojamiento donde nos quedamos la noche que llegamos nos ofrecieron un tour de tres días por el salar. La verdad que no lo miramos demasiado y lo aceptamos esa misma noche para ir al día siguiente. El caso es que no dormimos nada, porque la calefacción no funcionaba, y como al despertarnos tampoco había agua caliente ni fría ni ná de ná, nos levantamos de la cama con un cabreo de tres pares decididos a d

ejar la habitación, el tour y la madre que los trajo a todos...
Pero fuimos a desayunar antes de la batalla y conocimos a dos chicas argentinas que

también se alojaban allí (¡un saludo para Paula y Magie!) y nos estuvimos riendo un rato de la situación. Así que nos calmamos y nos convencimos de hacer el tour, pero eso si, al día siguiente porque estábamos molidos y en algún momento había que ducharse... También se unieron al mismo viaje dos chicos de Reino Unido (hi Collin and Alie!) con los que vinimos en tren desde Villazón, en la frontera con Argentina y la verdad es que para no haberlo mirado prácticamente nada, tuvimos mucha suerte con el precio del tour y su organización (gracias a Néstor y Marisol, nuestro conductor y cocinera)

El primer día fuimos al Salar de Uyuni y a Incahuasi, la isla del pescado, para hacer noche después en un conjunto de casas en medio de la nada, que se llama San Juan, pero que resultó un sitio muy agradable para pasar la noche (El jefe, Clemente nos dejó darnos una ducha caliente y todo...). El salar es eso, un mar enorme de sal en medio de la nada y con islotes que sobresalen que resulta verdaderamente impresionante.
El segundo día nos levantamos bien temprano y fuimos a la reserva natural Enrique Avaroa, héroe nacional Boliviano, todo hay que decirlo, no sea que alguien de allí lea esto y se ofenda, porque están muy orgullosos. El atactiv

o principal de la reserva son las lagunas, con unos colores increibles, la que más nos llamó la atención fue la laguna colorada. La laguna hedionda es también preciosa, pero como su propio nombre indica no es muy agra

dable estar cerca de la orilla mucho rato. Algunos flamencos se pueden ver pululando por allí, pero por lo visto en temporadas más cálidas son muy abundantes. Ese día llegamos temprano a nuestro alojamiento, algo parecido a un refugio dentro del parque nacional y donde dormimos todos juntos.
El tercer día madrugamos demasiado, a eso de las 5:00 de la mañana (que mal rato) para ver los "gueisers", los volcanes y las aguas termales. Después de esto ya tomamos camino de vuelta a Uyuni y llegamos allí cerca de las 17:30 de la tarde, con lo que todavía tuvimos un par de horitas para darnos una ducha en nuestro maravilloso hostel, y coger el autobús que nos llevaría a La Pa

z esa misma noche.
Después del que probablemente sea el viaje donde más frío que he pasado en mi vida y tras 12 horitas de autobús, llegamos a La Paz con los pies congelados y aunque nuestra idea en principio era pasar una noche allí, se nos quitaron las ganas en cuanto vimos lo que para nosotros parecía una ciudad grande y muy caótica. Enseguida nos arrimamos a una pareja de argentinos que iban a Copacabana y compartimos un taxi hasta el cementerio, que aunque suene macabro es donde se cogen los autobuses hasta allí.
Llegamos a Copacabana y enseguida nos pareció el paraiso. Es una maravilla de pueblo

pequeñito a orillas del lago Titicaca con mucha personalidad y donde, por fin, Vidina pudo comer pescado durante varios días ¡porque tienen unas truchas buenísimas!
Allí hemos aprovechado para descansar un poquito de Uyuni y para visitar la Isla del Sol, en medio del lago Titicaca. Eso nos volvió a dejar echos polvo tras una caminata cuesta arriba, cuesta abajo de punta a punta de la isla durante 3 o 4 horas, pero que verdaderamente mereció la pena.
¡ Un beso a todos !