El miércoles por la noche Lorenzo nos llevó a cenar a un sitio típico de su barrio, Palermo y, como no podía ser de otra manera nos metimos entre pecho y espalda medio bife de chorizo con ensalada y patatas. Para que os hagais una idea el medio bife de chorizo es un filete de vaca a la parrilla que nada tiene que ver con lo que en España llamamos chorizo.... En fin, diferencias culturales, porque aquí el chorizo también es chorizo pero el bife de chorizo no... vaya usted a saber. Creemos que Vidina vuelve a apreciar la buena comida y ya no come sólo plantas. Una de dos: o vuelve a España comiendo de todo o aborrecerá la carne para siempre, porque aquí es el pilar fundamental en la dieta.
Ayer nos levantamos pronto y decidimos visitar los barrios de La Boca y San Telmo, muy míticos de aquí y muy turísticos también, donde es imposible pasar desapercibido ya no solo como guiri, si no como español. Sobre todo en La Boca, donde está el estadio del Boca Juniors y de las primeras cosas que te preguntan es de que equipo de fútbol eres, si del Real Madrid o del Atlético. Hay mucha afición y como nos dijeron literalmente, aquí ya puede estar el pais "haciéndose mierda", que nadie se va a perder un buen partido. La Boca se caracteriza por sus casitas de colores que contrastan un montón con el resto del barrio, que está bastante descuidado e in funde bastante "respeto". No es muy aconsejable por lo visto ir cuando ya es de noche. Aún así creemos que merece la pena verlo para apreciar los contrastes de la ciudad.
Después de La Boca fuimos a San Telmo, y éste es un barrio precioso que de verdad nos encantó. Calles muy bonitas y tranquilas con cantidad de casas coloniales, tiendas de antigüedades, puestos de artesanía y terracitas para tomar un café o comer. Volveremos para empaparnos más aún de este sitio.
Desde San Telmo fuimos andando
a la Plaza de Mayo, verdadero centro de la ciudad, porque aquí hay muchos centros y donde comenzamos a apreciar de verdad lo grande que es Buenos Aires y la cantidad de gente que vive aquí. Desde la Plaza de Mayo nos armamos de valor y decidimos volver a casa de Lorenzo andando. Pasamos por la Avenida del 9 de Julio, la avenida más ancha que he visto en mi vida y, dicen, la más ancha del mundo. Después de andar unas horitas llegamos por fin de vuelta a Palermo, bastante molidos y a las 10 de la noche ya estábamos en cama. Día de duro de pateo, que obviamente, sólo hacen los guiris como nosotros que ahora se dan 
cuenta de lo enormes que son las distancias 
aquí.
